Francisco Gómez de Sandoval-Rojas: el maestro de la especulación inmobiliaria
Cuando hablamos de especulación inmobiliaria y movimientos urbanísticos de gran escala, muchas personas piensan inmediatamente en la burbuja inmobiliaria y la era dorada de la Costa del Sol. Recuerdan a aquellos constructores que, habiéndose hecho a sí mismos, terminaron con múltiples cifras en sus cuentas bancarias, ubicadas en terrenos exóticos. Sin embargo, si buscamos al verdadero maestro de la especulación inmobiliaria en España, debemos remontarnos un poco más atrás en el tiempo, concretamente al siglo XVII. En aquel entonces, el genio de la especulación era Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y Borja, también conocido como el duque de Lerma.
Francisco Gómez de Sandoval-Rojas y sus movimientos de capital
Más allá de la simple construcción de bloques de apartamentos, rascacielos gigantescos o urbanizaciones en primera línea de playa, el Duque de Lerma tenía ambiciones de mayor envergadura. Deseaba cambiar la ubicación de los centros de poder, influir en la decisión de dónde se establecería la capital del reino, siempre a favor de sus intereses y conveniencia.
Y lo consiguió. A principios del siglo XVII, la influencia del Duque de Lerma sobre el rey Felipe III era tan fuerte que logró convencer al monarca de que moviera la capital del reino a Valladolid. Este cambio no implicaba simplemente un cambio de palacio o un traslado a otro barrio. Era un cambio de suelo, de ciudad, de ubicación geográfica. Valladolid, una ciudad situada a más de 150 kilómetros de Madrid, fue la nueva sede de la corte real desde enero de 1601 hasta 1606.
La especulación inmobiliaria en Valladolid y el Duque de Lerma
Antes de la reubicación de la capital, el Duque de Lerma había estado adquiriendo propiedades significativas en Valladolid, anticipándose a la revalorización que estas tendrían una vez que la corte real y el monarca establecieran allí su residencia. Especulación inmobiliaria en su forma más pura. El Duque se dedicó a comprar bien y vender mejor, mostrando un ojo agudo para adquirir terrenos y propiedades en Valladolid y luego venderlos a cortesanos y la Corona.
Todo esto fue posible gracias a la enorme influencia que el Duque ejercía sobre el Rey Felipe III, 25 años menor que él. El rey era conocido por su afición a la caza y al teatro, y el Duque usó su condición de “valido”, un conocido término de la época que se refiere a un favorito del monarca, para ejercer influencia y persuadir al rey a hacer los cambios que él deseaba.
Conclusión: Un juego de poder y persuasión
En definitiva, esta narración sobre el Duque de Lerma y sus habilidades de especulación inmobiliaria sirve como un recordatorio de los juegos de poder y persuasión que han estado presentes en la industria inmobiliaria durante siglos. Aunque las formas y los métodos han cambiado con el tiempo, la esencia de la especulación inmobiliaria sigue siendo la misma: comprar bien, aumentar el valor de la propiedad, y luego vender mejor. Y no debemos olvidar que, a veces, no es solo el valor de la propiedad lo que importa, sino también quién tiene el poder de influir en dónde se ubican los principales centros de poder y capital.